La vulvovaginitis es el problema ginecológico más frecuente en las niñas prepúberes (antes de la maduración sexual).
Estos términos usados vulvitis, vaginitis y vulvovaginitis se usan para referirse a las inflamaciones del tracto genital femenino externo.
Las vulvovaginitis en la infancia cursa habitualmente con los siguientes síntomas eritema, prurito (picazón), disuria (ardor), sangrado o secreción vaginal.
En las niñas este cuadro se ve favorecido por la menor protección del introito vaginal a los agentes externos y la presencia de factores anatómicos (proximidad del ano, labios mayores y menores poco desarrollados, etc.) y factores hormonales determinados por la poca producción de estrógenos característico de estas edades. A esto se suma el efecto de productos irritantes locales (jabones, cremas, talcos) y la coexistencia en ocasiones de malos hábitos higiénicos.
La mayoría de las vulvovaginitis en las niñas son inespecíficas, relacionadas con la flora bacteriana mixta de la vagina, no existe un germen determinado responsable del cuadro. Sin embargo en algunos
casos pueden estar presentes bacterias especificas que provocan infección e inflamación.
En los casos de vulvovaginitis a repetición o en aquellos casos refractarios al tratamiento que habitualmente se indica, se debe investigar la presencia de oxiuros (parásitos), cuerpos extraños vaginales, hongos o infecciones de transmisión sexual, aunque son menos frecuentes pueden ser responsable de la aparición de vulvovaginitis.
Como generalmente la presencia de vulvovaginitis en la infancia son inespecíficas y esta asociado a la sensibilidad de las niñas a ciertos productos irritantes, mala higiene o el uso de ciertas prendas de vestir, en el momento de presentarse el cuadro clínico se evidencia típicamente un flujo mucoide (como moco), de pequeña cuantía e inodoro (sin olor), sin embargo puede a llegar a tener cierto olor dependiendo de los hábitos de higiene de la niña.
En la mayoría de los casos no se necesita tratamiento con antibióticos, y la correcta aplicación de una serie de normas higiénicas llevarán a la mejoría del cuadro clínico.
Las normas higiénicas que ayudan a mejorar el cuadro clínico de una vulvaginitis y a su prevención son las siguientes:
1.- Evitar el uso de ropa apretada o ajustada.
2.- Evitar pijamas que no permitan la circulación del aire durante la noche (mejor usar camisón o pijama aholgada).
3.- Cambio frecuente de ropa interior. Realizar un doble enjuague en esta ropa para evitar irritantes residuales posterior al lavado habitual o usar productos hpoalergénicos.
4.- Revisar la correcta higiene de la niña. Se debe prestar especial atención a la limpieza de la zona anal tras la defecación, que siempre debe ser de adelante a atrás, para evitar la introducción de bacterias patógenas o material fecal en la zona vulvovaginal. Es mejor el aseo que el uso de papel higiénico.
6.-Si la vulva está muy inflamada, son de utilidad la aplicación de compresas con agua fría, y el uso de algún emoliente que ayude a proteger la piel y la mucosa de la zona.
Estas técnicas generalmente llevan a la resolución del cuadro en una a dos semanas. Si los síntomas continúan, se debe consultar al especialista para que pueda investigar la posibilidad de un cuerpo extraño en el área vaginal o la existencia de una infección específica y colocar el tratamiento adecuado.
Es importante tener en cuenta que es frecuente la dermatitis del pañal, en niñas que usan todavía pañales y que en ocasiones se sobreinfecta por cándida (hongo). De manera que las medidas de cuidado e higiene se hacen igualmente importante en estos casos para la prevención.
RECUERDA LA IMPORTANCIA DE LAS MEDIDAS DE HIGIENE Y EL USO DE PRODUCTOS ADECUADOS EN EL ÁREA GENITAL DE LAS NIÑAS COMO PRIMERA ACCIÓN A TOMAR EN CASO DE VULVOVAGINITIS Y PREVENCIÓN DE LA MISMA.
CONSULTA AL ESPECIALISTA EN CASOS EN QUE PERSISTEN LOS SÍNTOMAS Y LAS MEDIDAS NO HAYAN SIDO LO SUFICIENTE PARA MEJORAR EL CUADRO.