El cáncer de mama es un importante problema de salud pública debido a que el número de casos nuevos en una población y tiempo determinado es la más alta entre los tumores malignos de la mujer.
En todo el mundo alrededor de medio millón de mujeres enferma de cáncer de mama al año.
Las mujeres tienen una vulnerabilidad cien veces mayor de padecer la enfermedad que los hombres.
Una mujer con antecedente de dos o más familiares de primer grado (madre, hermana), tiene el 50% de vulnerabilidad de padecer la enfermedad.
La probabilidad de desarrollar cáncer de mama aumenta con la edad de la mujer. Poco frecuente antes de los 25 años, algo más entre los 25 y los 30 años, y el incremento se inicia a partir de los 35 años.
Los estrógenos participan en el origen del cáncer mamario, su acción es más de estimuladora de la progresión de las lesiones malignas. De allí la
importancia de la actividad de los ovarios.
importancia de la actividad de los ovarios.
El inicio de la menstruación en forma temprana, el cese de la menstruación (menopausia) en forma tardía, la nuliparidad (cuando una mujer no ha tenido hijos) y el primer parto después de los 35 años suponen características de la mujer que aumenta la posibilidad de padecer la enfermedad.
Los patrones densos en los estudios de mamografía, pueden representar una posibilidad mayor de padecer la enfermedad que los patrones estimados como normales. Esto debido a que esta densidad del tejido mamario puede ocultar lesiones de sospecha.
El uso del tabaco no parece aumentar la posibilidad de padecer de cáncer de mama, pero en cambio el consumo de alcohol muestra una estrecha relación con su aparición.
La sensibilidad del tejido mamario a la energía liberada por los rayos X (estudios de radiografías), alcanza su punto más alto durante la niñez, y comienza a descender a partir de los 20 años, para hacerlo drásticamente después de los 40; una vez superada esta edad es difícil demostrar el efecto perjudicial.
Algunas lesiones benignas de la mama, sobre todo si se presentan atipias, representa una característica para padecer lesiones malignas de la mama.
Una mujer que ha padecido de un cáncer de mama, tiene un aumento de la posibilidad de que aparezca un segundo tumor en la mama contralateral.
El uso de anticonceptivos orales no incrementa el riesgo de carcinoma mamario.
La posibilidad de que una mujer que usa tratamiento hormonal sustitutivo durante la menopausia padezca la enfermedad, depende del tiempo de duración de este y el tipo específico de preparados hormonales.
En el origen de la enfermedad se produce una interacción de los fenómenos ambientales (hormonales) y genéticos (aparición familiar).
Los síntomas que motivan a la consulta son variables y dependen del estado de evolución de la lesión.
En el 70% de los casos la paciente acude porque se palpa un tumor y esto se puede hacer cuando alcanza un tamaño de 1 cm. En el 10% de los casos es descubierto por el médico en un control de rutina.
El dolor es el segundo síntoma que motiva a la consulta, a pesar de que el cáncer de mama no duele, ante la presencia de un dolor persistente, localizado y no relacionado con la menstruación, hay que consultar y explorar.
La presencia de secreción por el pezón y manchas rojas acompañadas de picazón, pueden ser síntomas que obliguen a consultar.
En casos de lesiones avanzadas, la paciente consultara por modificaciones en el tamaño de la mama, retracción de la piel o el pezón, o por aparición de hinchazón o ulceraciones.
La aparición de hematomas no relacionados con un traumatismo (golpe) conocido, es un síntoma de sospecha.
El diagnóstico precoz tiene la finalidad de reconocer el cáncer lo más temprano posible, antes de que proporcione síntomas
Los métodos para el diagnóstico precoz incluyen:
Mamografía: es el estudio de elección para la detección precoz del cáncer de mama. Los riesgos de irradiación son mínimos y permite la identificación de casos que empiezan a manifestarse o sospechosos. Debe realizarse a partir de los 35 años. (Consulta en este blog el tema referente a la mamografía).
Autoexploración. Es la exploración periódica de la mama por la propia mujer con el objeto de detectar cualquier anomalía que haga sospechar la presencia de un tumor. Se recomienda practicarla a partir de los 20 años, una vez al mes, posterior a la menstruación (consulta en este mismo blog las pautas para realizar las maniobras del autoexamen mamario).
Exploración Clínica anual realizada por el médico